Mediación en asuntos civiles y mercentiles
La mediación es un proceso confidencial y estructurado de consulta voluntaria entre las partes en conflicto con la ayuda de un tercero independiente, neutral e imparcial que facilita la comunicación e intenta que las partes lleguen a una solución por sí mismas (Cód. Procesal belga, artículos 1723 – 1737).
Se acude a la mediación en asuntos civiles y mercantiles en conflictos entre cliente y proveedor, entre accionistas, en casos de impago de facturas, en conflictos relacionados con la vivienda o la comunidad de propietarios, etc.
El mediador es quien promueve el avance hacia la solución.
Por lo tanto, intenta que las partes recorran el trayecto del conflicto al acuerdo final.
Un mediador es una persona que ha cursado unos estudios específicos y es reconocida como tal tras completar el número de horas de formación obligatorio y superar el examen correspondiente. Pero además está obligado a seguir formándose periódicamente.
El mediador es elegido por las propias partes, que deben confiar plenamente en él.
Cuando surgen diferencias de opinión entre las partes y estas no pueden llegar a una solución por sí mismas.
- Mediación voluntaria: las propias partes recurren a un mediador sin intervención alguna de jueces ni tribunales.
- Mediación judicial: en el marco de un procedimiento judicial, se puede recurrir a la mediación a propuesta de las partes o del juez, lo que lleva a la suspensión del procedimiento judicial.
- Todas las partes involucradas (conjuntamente o por separado)
- El propio mediador
- Posiblemente un experto en la materia del litigio (por ejemplo, abogado, jurista en general, notario, ingeniero, auditor, experto fiscal, arquitecto u otros expertos de diferentes especialidades).
La mediación es más rápida y menos costosa que los procedimientos judiciales.
Las propias partes, con la ayuda del mediador, llegan a una solución de su conflicto.
Se puede llegar a un acuerdo que satisfaga las necesidades de todas las partes.
Si la mediación finaliza sin acuerdo, este resultado no puede perjudicar a ninguna de las partes.
Por supuesto, la mediación solo puede tener éxito si las partes están dispuestas a escucharse entre sí, a alcanzar compromisos conjuntamente, a proporcionarse mutuamente toda la información, a comportarse con respeto y a no tomar ninguna medida que dificulte o entorpezca la mediación.
En el protocolo de mediación, las partes y el mediador determinan los honorarios y gastos de este último, así como la forma en que se abonarán.
Según la legislación vigente, las partes pagarán los honorarios y gastos por mitades, salvo que se acuerde lo contrario en el protocolo de mediación.
La mediación es un proceso de consulta voluntario y confidencial para resolver conflictos entre partes con la ayuda de un mediador independiente e imparcial que intenta encontrar un acuerdo aceptable para todas ellas.